Dot: 58 - palabras y letras y sílabas


Por se non o sabiades, xa está na rúa a nova Dot: 58 e, coma sempre, nela, a miña ilustración para o relato de Sergio Lagartija. Desta volta, un amago de collage. Logo haberá que varrer esas palabras...



Velaquí o texto de Sergio:

Llaman a la puerta. Dos testigos de Jehova. Es muy temprano y yo tengo pocas fuerzas así que los dejo pasar. Borracho o enamorado actuaría igual. Y sólo de esas dos maneras. Pasan al salón y esperan mi orden para apretarse en el sofá de dos plazas. Después yo me siento en una sillita de plástico a su izquierda. Es su momento de gloria: suelo utilizarla para alcanzar los estantes superiores. Eso me hace sentir bien. Reinventar me hace sentir bien. Me cuentan una historia conocida, yo al menos la he escuchado decenas de veces. Espabilo y los interrumpo para ofrecerles té. El negro acepta. Se llama Bartolomé y no es mucho mayor que yo. El otro, un viejo, asume la responsabilidad de convencerme de algo. Pero de qué exactamente. Entro en mi despacho y pincho a Clara Rockmore. Regreso inmediatamente y la situación ha cambiado. Ahora son ellos los que vacilan. Me aseguro de que no llevo la cremallera abierta. Vuelvo sobre mis pasos y aparezco de nuevo. No, todo sigue igual. Pongo la taza humeante delante del negro, que tarda en reaccionar. El viejo se arranca a hablar otra vez. Aunque es un cuento bonito, su historia resbala en las notas del theremin, y los dos se agarran al sofá para no caerse. Desean marcharse. Les pregunto si Ezequiel vio un Ovni, con verdadero interés. O de dónde son, con evidente menor gracia. El blanco va a rascarse la pierna pero se equivoca y rasca la del negro. Es incómodo y finalmente se marchan. Me dicen adiós con la mano desde el marco de la puerta mientra recojo la mesa. Son buenos amigos, pienso. La taza de té de Bartolomé sigue echando humo y ahí se quedará hasta mañana. Echando humo. Barro, en cambio, las sílabas que se han desparramado por todo el suelo al ritmo de Hebrew Melody. Bajo el sofá, un insecto mordisquea dos tercios de una mentira. Tras un golpetazo de escoba, paso la mañana contemplando su agonía.


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